Los signos de alarma que pueden orientarnos en este sentido son :
- Bajo rendimiento escolar.
- Dificultad para enfrentarse a los problemas, situaciones o actividades diarias.
- Alteraciones en los hábitos de dormir y/o comer.
- Frecuentes quejas físicas: somatizaciones frecuentes como dolores de cabeza y de barriga
- Sexualidad muy marcada y no acorde con su edad
- Estado depresivo manifestado por irritabilidad, un estado de ánimo y/o una actitud persistentemente negativa, con frecuencia acompañado de apetito pobre, dificultad para dormir e ideas relacionadas con la muerte.
- Abuso de drogas o de alcohol.
- Miedo intenso a engordar sin tener en cuenta su verdadero peso y realizar conductas al respecto como restringir la ingesta de alimentos, realizar un ejercicio excesivo y/ o tomar purgantes y laxantes.
- Pesadillas persistentes.
- Amenazas o comportamiento agresivo hacia sí mismo o hacia los otros.
- Arranques frecuentes de ira y agresión.
- Amenazas de irse del hogar.
- Violación persistente de los derechos de otras personas de forma agresiva o no agresiva; reto a la autoridad, absentismo escolar, robos o vandalismo.
- Pensamientos, creencias y comportamientos extraños.